Rebelión

Rebelión
Capítulo 5 ya disponible/Capitulo 6 en desarrollo

16 sept 2015

Capitulo 2

Capitulo 2

Todo el mundo se quedó impactado con la revelación que les hice. O al menos eso parecía. Mis poderes estaban lentos y no podía descifrar muy bien sus pensamientos. Me levanté lentamente haciendo un esfuerzo por mantener mi aspecto atlante. Estaba muy cansado pero decidí quedarme de pie. 

- Anciano Palirroia, hay algún lugar donde podamos hablar en privado-

El anciano, que todavía tenia una cara de sorpresa, tardó unos segundo en responderle.

-Xio, los atlantes hemos estado escondiéndonos de ustedes los Eternos por años, ¿por que habríamos 

ahora ayudarlos y aceptarles reuniones privadas?- 

Había un tono de desconfianza en su vos. "Maldita sea los atlantes y su desconfianza" murmuré entre dientes. Debía conseguir su ayuda de la forma que fuese.

-No entiendes la situación Palirroia. Esta vez no les servirá de nada esconderse, los encontraran-

-¿Quienes nos encontraran?-

-Axrrior, otro Eterno-


-¿Quieres decir que si cooperamos contigo, nos salvaras de uno de los de tu raza? ¿Lo Eternos no 

trabaja en conjunto? Tus palabras Xio solo acrecientan mi desconfianza y temor-

-Axrrior no es de mi raza. Quizás pudiera entender todo si pudiéramos hablar en un ambiente más 

adecuado-

De nuevo el Anciano se quedó callado y pensando. Mi desesperación era cada vez más grande. Se me acababa el tiempo. Kleito fue el que termino de convencer al anciano.

-Quizás Palirroia debamos escuchar lo que tienen para decir. Han estado ocurriendo cosas extrañas, 

quizás tenga una explicación de lo que ocurra-

-No, Kleito. Es demasiado riesgoso. Además El Mar siempre nos es fiel en momentos difíciles. Él no 

advertirá del peligro.

- Anciano no se ciegue. Las Aquamantes han estado días en la aguas sin lograr comunicarse. Ni con 

la ayuda de los Aqualidos lo han logrado. Y el ataque de los reptilianos no es algo que de lo que el 

mar no pueda advertirnos. Desmosle una oportunidad-

-De acuerdo. Pero lo que pase sera tu responsabilidad-

El Anciano Palirroia salió de la sala y le indicó, con un gesto a Kleito y a mí que le siguiéramos. Caminamos mucho. Casi podría decir que atravesamos la ciudad. Mientras lo hacíamos observé la fortaleza atlante. Todo estaba hecho de un material perlado y la mayoría de las superficies eran de vidrio, dejando la vista al infinito océano de Atlantis. Apenas se podía ver alguna playa y las que había eran muy pequeñas. Aun así su belleza era destacable. Las arenas blancas brillaban con la luz del sol radiante y las caracolas que las olas arrastraban hasta la orilla, adornaban de una forma maravillosa y natural.

Llegamos entonces al Santuario de las Mareas. Me quedé embelesado ante la belleza del lugar. Todo estaba hecho de el coral más pulido, y había unos enormes ventanales de cristal. El suelo estaba cubierto casi en su totalidad de agua, que con la luz de las ventanas emitía un reflejo sobre el coral que le daba al santuario un luz multicolor. En el centro de la sala descansaba sobre su concha la Perla Madre de la Colonia. Símbolo de unificación de los atlantes con el mar, su hermosura superaba la de cualquier otra joya que hubiera visto.

Mucho atlantes descansaban y paseaban por el santuario. Una patrulla de Vigías se atravesó en su camino. Sus cabellos rubios tenían un brillo muy especial, característico de los jóvenes atlantes. Su piel era muy blanca y brillosa, casi como escamas. Llevaban las características armas atlantes. Su diseño en forma de dos ondas que se cruzan hacia recordar las olas del mar.

Una vez ya en la habitación de Palirroia, nos sentamos y el anciano me dio la palabra. Comencé así a relatar mi historia. Conté sobre los antiguos Eternos, sobre como habíamos desaparecido. Le resultó muy extraño que ni siquiera nosotros supimos a donde habíamos ido, pero la verdad es que ninguno recuerda los sucedido. Luego relaté como yo era el único que logré escapar de la corrupción y como planeé volver a mi gente a la normalidad. Ya terminado el relato, solicité la ayuda del pueblo atlante. Les expliqué que mientras Axrrior no fuera purificado ellos no podrían vivir en paz y aislado, y que más ataques como estos llegarían debilitando poco a poco el planeta. Palirroia pensó por un largo rato. Kleito no se entrometió en la decisión debido a que en este tipo de asuntos los soldados no cuentan con mucha participación.  Finalmente, luego de varios minutos el anciano habló

-Tu historia a sido impresionante, sin duda, pero pocas cosas de ella son las que creo. Sin embargo

tienes toda la razón al decir que no estamos a salvo. Aun así, nuestro pueblo no pondrá a tu

disposición un ejercito que quizás no sea muy necesario en estos tiempos, y que probablemente

caiga presa de una trampa o persiga un sueño inútil-

Suspiré. Malditos atlantes, tan desconfiados como siempre. Justo cuando me levantaba a protestar el anciano volvió a tomar la palabra.

- Sin embargo nos interesa mantenerte bajo vigilancia, saber lo que haces. Te daremos una nave y con ella ira un informante, que nos mantenga al tanto de tus actividades-

Pensé unos segundos. La idea no era mala. Quizás a través de el informante podría hacerles entrar en razón a esos cabeza dura y demostrarles que el peligro acecha.

-Me parece un trato justo. Estoy listo para marchar ahora mismo - Respondí, aceptando la oferta

- Excelente. El capitán Kleito será nuestro informante y te acompañara en tu viaje-

Kleito puso una cara de sorpresa e incredulidad muy graciosa. Sin embargo no podía discutir la orden directa del anciano. Finalmente nos levantamos y nos dirigimos al puerto. Allí estaban todas la naves amarradas. El puerto era otra maravillosa construcción atlante. El piso era de coral, abrillantado con los característicos cristales de Atlantis. Los bordes del muelle eran de ramas de coral revestidas en plata. Y las naves esperando en el agua agregaban el toque final, ya que con su forma de animal marino realmente parecían peces asomando fuera del mar.

-Te daremos un Queraxido Pulsatil. Es una nave rápida, con potencia de fuego y puede

eventualmente activar el dispositivo de invisibilidad- Dijo el Anciano señalando mi nave.

-Gracias. Aunque no la necesitare por mucho. En cuanto me recupere podré usar el poder de los

vórtices para moverme con más facilidad- Respondí

-Aunque quizás no sea conveniente, los enemigos pueden detectarte si usas este poder- era la primera vez que Kleito emitía palabra desde que entramos en la oficina del Anciano.

-Solo pueden detectarlo si están cerca de la zona de aparición- Le dije.

A continuación Palirroia llamó a una de sus pilotos y comenzó a explicarle la situación. Mientras esto ocurría me dediqué a mirar el mar. Estaba calmo y debes en cuando se podían ver alguno peces pequeños. De pronto una silueta de tamaño considerable pasó rápidamente. Me extraño mucho ya que no se suele ver animales de tal tamaño en la superficie. Lo pasé por alto, y me volví a hacía mi grupo. Nuestra piloto era joven y hermosa. Tenia unos hermosos cabellos blancos y ojos color azules. Su nombre era Koralli. Segun el Anciano era una de sus mejores piloto.

Antes de marchar agradecía la hospitalidad Atlante y la ayuda que me habían brindado. Entonces nos disponíamos a subir cuando siento como algo me toma del pie y me jala fuertemente. Muy débil para luchar caigo al agua por el espacio que hay entre la nave y el muelle. Debajo del agua miro hacía abajo para identificar a mi agresor. Con sorpresa veo que es un reptiliano. Esa debió ser la silueta que había visto. Me pregunto como habrá logrado llegar hasta aquí sin ser detectado. Lucho como puedo contra la fuerza del reptil, mientras este intentaba cortarme con su extraña daga de color purpura. Entonces, cuando mis fuerzas comenzaban a flaquear, Kleito, quien se había tirado al agua, patea a mi atacante haciéndolo retroceder. Luego me ayudó a volver hacía la superficie. Ya fuera del agua veo que la ciudad esta de nuevo bajo asedio. "El golpe debió de estar planeado" pensé. Sin tener tiempo de recupera el aliento, el reptil sale del agua y logra cortarme con su daga en el tobillo, antes de morir a manos de la piloto. Siento un ardor terrible en la zona del corte. Me ardíann las venas y mi cuerpo se puso rígido. La vista se me emborronaba y comenzaba a perder el conocimiento. Lo último que ví fue a Palirroia gritar ordenes mientras Kleito y Koralli me arrastraban hacia la nave. Luego me desmayé.

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